“Cuando el deporte se mezcla con la política se envenena”, decía Patxi López en las páginas del diario Marca este sábado a raíz del partido entre las selecciones española y lituana en el Buesa Arena. Mmmm…. Algo me falla en este argumento ¿tal vez sea la incoherencia de que leer esa frase de una persona entrevistada por su cargo POLÍTICO, lehendakari, en un diario DEPORTIVO?.
Al menos que no se cachondeen de nosotros. Cualquiera que sepa ver un poquito más allá de la pelota, ve que el deporte profesional está “envenenadísimo”, por seguir el argumento del señor López, de la cabeza a los pies.
Voy a poner sólo ejemplos de cosas que he vivido en primera persona en la última semana y media. El miércoles 28 estaba yéndome a cubrir el viaje de mi equipo deportivo a Palestina, algo que se ha organizado gracias al Consejo Superior de Deportes (máxima autoridad política en el deporte). Para presentar este viaje, hicimos una rueda de prensa donde el principal protagonista no era ninguno de los jugadores ni técnicos, sino un cargo político como Jaime Lissavetzky, Secretario de Estado para el Deporte, y donde también intervino un cargo político de nuestros anfitriones, Raouf Almalki: Consejero de la Delegación General de Palestina en España. Delegación que, por cierto, se llama así, “delegación” y no “embajada” al no estar reconocida Palestina como estado. Motivos políticos.
Al menos que no se cachondeen de nosotros. Cualquiera que sepa ver un poquito más allá de la pelota, ve que el deporte profesional está “envenenadísimo”, por seguir el argumento del señor López, de la cabeza a los pies.
Voy a poner sólo ejemplos de cosas que he vivido en primera persona en la última semana y media. El miércoles 28 estaba yéndome a cubrir el viaje de mi equipo deportivo a Palestina, algo que se ha organizado gracias al Consejo Superior de Deportes (máxima autoridad política en el deporte). Para presentar este viaje, hicimos una rueda de prensa donde el principal protagonista no era ninguno de los jugadores ni técnicos, sino un cargo político como Jaime Lissavetzky, Secretario de Estado para el Deporte, y donde también intervino un cargo político de nuestros anfitriones, Raouf Almalki: Consejero de la Delegación General de Palestina en España. Delegación que, por cierto, se llama así, “delegación” y no “embajada” al no estar reconocida Palestina como estado. Motivos políticos.
Lissavetzky, combo-guard del equipo, y Almalki, pívot dominador.
Ir a Palestina ya es un acto político en sí mismo. El entorno pro-israelí nos echaba en cara, en comentarios en Internet e incluso indirectamente a la cara, no ir también a jugar a Israel, cosa que si hubiéramos jugado, yo que sé, en Egipto, no nos hubieran dicho.
La importancia real del partido no era la parte deportiva, que no dejaban de ser pachangas entre un Sub-21 y equipos que en España tendrían nivel de EBA como mucho… sino la política. Por lo que Asefa Estudiantes ha pasado a la historia de Palestina es por disputar el primer partido internacional en Palestina. Que sea noticia es por motivos políticos. Que sea importante para los palestinos es porque les da, aunque sea de un modo un poco simbólico, reconocimiento internacional, de ahí que para ellos lo principal era que éramos un equipo español y no tanto ser el Club Estudiantes con sus 60 años de historia y su cantera, del cual casi ninguno había oído hablar en su vida. De ahí tanto himno, tanto cargo político –muchos internacionales- en el palco…
Además, el hecho de haber llevado material deportivo, que no deja de ser mera beneficencia y caridad, tiene un cierto componente político también ¿por qué los clubes palestinos no tienen medios? La economía palestina es la que es porque no es independiente y se mueve además en un determinado modelo económico que es el que es.
Que suenen los himnos nacionales ya es un acto político, nunca había oído la Marcha Real antes de un partido de Estudiantes, y he estado varias veces en partidos oficiales fuera de España.
Estando de camino a Palestina saltó la noticia del ofrecimiento del Palacio de los Deportes por parte de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. No es necesario que explique el grandísimo componente político de este hecho, ¿verdad?
Y hoy estoy recién llegado de disfrutar del fin de semana de fiestas de la Blanca en Vitoria-Gasteiz, la “capital artificial de un país singular”, que cantaban los Potato. Y volvemos entonces al principio con las declaraciones del principal cargo político de la Comunidad Autónoma Vasca en el principal diario deportivo de España: el Torneo Ciudad de Vitoria en el que han jugado las selecciones española, lituana y eslovena coincidiendo con estas fiestas tiene un alto componente político. La tan cacareada “normalidad” no deja de ser un estado político.
Así que al menos que no nos tomen por tontos. Política lo es todo, y el deporte, sobre todo más allá de las líneas que delimitan el campo, también. Y no es algo ni bueno ni malo, es así. Lo malo es ser tan idiota como para creerse que la política no tiene nada que ver. Porque ese tipo de “apolíticos” al final no son más que borregos que hacen el juego al que manda.
Estando de camino a Palestina saltó la noticia del ofrecimiento del Palacio de los Deportes por parte de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. No es necesario que explique el grandísimo componente político de este hecho, ¿verdad?
Y hoy estoy recién llegado de disfrutar del fin de semana de fiestas de la Blanca en Vitoria-Gasteiz, la “capital artificial de un país singular”, que cantaban los Potato. Y volvemos entonces al principio con las declaraciones del principal cargo político de la Comunidad Autónoma Vasca en el principal diario deportivo de España: el Torneo Ciudad de Vitoria en el que han jugado las selecciones española, lituana y eslovena coincidiendo con estas fiestas tiene un alto componente político. La tan cacareada “normalidad” no deja de ser un estado político.
Así que al menos que no nos tomen por tontos. Política lo es todo, y el deporte, sobre todo más allá de las líneas que delimitan el campo, también. Y no es algo ni bueno ni malo, es así. Lo malo es ser tan idiota como para creerse que la política no tiene nada que ver. Porque ese tipo de “apolíticos” al final no son más que borregos que hacen el juego al que manda.
He vuelto a leer hoy esto, y es que es la polla. Hartito estoy de los que dicen que no mezclan deporte y política y luego llenan su boca de salves patrióticas como cuando se ganó el mundial de jurgol.
ResponderEliminarPero bueno, el borreguismo es endémico en nuestro lugar y nuestro momento.
Si no comenté antes es porque te sigo por RSS y no me meto nunca en la página, pero es un blog muuyyyy interesante, mucho ánimo con él, aunque sea de uvas a peras.