Antonio Díaz-Miguel ha pasado a la historia del baloncesto y del deporte como el seleccionador más longevo en su cargo: 27 años ininterrumpidos guiando al "equipo nacional", como le gustaba llamarlo.
Entre1965 y 1992 consiguió hitos como la plata de los Juegos de Los Ángeles 84, o las de los Europeos de 1973 y 1983, que le hicieron ser el primer español en entrar en el
Pero antes que fraile había sido cocinero, y en este caso antes de ser entrenador había sido jugador. Y sus raíces, como la de tantos grandes del baloncesto, están en el Ramiro y el Estudiantes… y además, protagonizó la primera gran "fuga" al vecino Real Madrid.
Una historia de lo más curiosa.
Los padres de Antonio regentaban
El chico estaba obligado a aprobar, curso tras curso, todas las asignaturas, ya que de no aprobar alguna de ellas perdería la beca. No obstante, sus compañeros le recuerdan como muy estudioso. Durante su período de bachiller, una de sus funciones (al igual que la de otros colegiales) solía ser la de tocar el cornetín de órdenes, a cuyo sonido formaban los alumnos del Instituto en el patio para desfilar hacia sus respectivas aulas.
Al principio, jugaba al fútbol y llegó a ser capitán del equipo del colegio. Pero viendo jugar a sus compañeros se le despertó la curiosidad por el deporte de la canasta, para el que prometía viendo su destacada talla para la época, 1´85 metros. Él mismo contaba que fue Miguel Parrilla quien le propuso cambiar al baloncesto, y Díaz-Miguel aceptó aunque durante una época compaginó ambos deportes hasta que dio el salto al primer equipo de Estudiantes y se convirtió en un jugador fundamental que alcanzó incluso la internacionalidad con España.
Durante todo este tiempo, el negocio del hostal paterno había comenzado a flojear y sus progenitores no tuvieron más remedio que llamar de vuelta a casa al chico, porque no había dinero para costear sus estudios superiores cuando éste finalizó el bachillerato.
Cuando se enteró de esto Antonio Magariños, reaccionó enseguida para que Díaz-Miguel se quedase en el Ramiro. Primero, logró que fuese nombrado vigilante de los alumnos de
Más tarde, para ayuda de su maltrecha economía, fue nombrado profesor de Educación Física del Ramiro, a pesar de la oposición de los profesores titulados. En las cuentas del club que llevaba José Luis Cela empezaron a figurar periódicas entregas de 1.000 pesetas a favor de Díaz-Miguel, así como el pago de matrícula y libros en una academia, de preparación para el título de Perito Industrial, como compensación a sus clases de Educación Física impartidas a los equipos de cantera.
Pese a que los dineros que se manejaban eran escasos, al bueno de Antonio se le señalaba como el primer (y único) profesional del equipo. Durante su periplo colegial sus compañeros le apodaban Parchís, ya que, según parece, en asuntos de mujeres, el bueno de Antonio se comía una y contaba veinte.
Díaz-Miguel salió de Estudiantes al finalizar la campaña 1957-58, la segunda de Liga
No era, ni mucho menos en esta primera década de vida del Estudiantes, el primer jugador que cambiaba el amateur equipo del colegio por el semi-profesional Real Madrid, otros habían marchado y algunos vuelto más tarde, como Leopoldo Codina, sin el menor problema y aunque sus marchas molestasen no solía haber problema alguno… hasta aquella "fuga" de Díaz Miguel.
El primer derbi del "Campo Nuevo" (o
En aquel Real también jugaba otro fugado ese año, Capel… pero no era lo mismo, no mucho menos. La claque centró su ira con Díaz-Miguel, ante lo que se interpretó como una "traición" absoluta por parte de alguien que había estudiado, vivido e impartido clases en el Ramiro, y por el que se habían hecho esfuerzos poco habituales.
En el diario Marca, Carlos Piernavieja cuenta cómo acabó aquello… "los nervios de Díaz- Miguel se desbordaron inopinadamente y, en una verdadera batalla campal, debajo del tablero blanco, agredió a Borgyla (pívot colegial), al que dejó tumbado en el suelo. El terreno fue invadido, hubo conatos de pugilismo, los árbitros no sabían qué hacer y los cronometradores tampoco. En fin, un espectáculo nada edificante".
Díaz-Miguel solo duraría dos años en el Real Madrid, desde el que saldría al Águilas de
Duró dos años en el equipo vizcaíno, para en 1965 comenzar su larguísima carrera como seleccionador español que duraría hasta el "angolazo" de los Juegos Olímpicos de
Tras dejar el banquillo del "equipo nacional", Díaz-Miguel volvió al baloncesto de clubes: una temporada en el banquillo del Cantú, con resultados desastrosos que acabaron con el descenso a A-2 de la legendaria "squadra" italiana, pese a que contaba con un jugador tan querido aquí en Serrano 127 como un Rickie Winslow en franco declive.
Tras su decepcionante experiencia italiana se le presentó un nuevo reto en 1996: el poderoso Pool Getafe de Liga Femenina, un club para el que todo lo que no fuera dominar en España y competir al máximo nivel en Europa sería un fracaso. En la competición doméstica arrolló, y así Díaz-Miguel conseguiría sus primeros títulos como entrenador: Copa y Liga. Aunque en Europa llegó la decepción y el Pool acabaría desapareciendo por problemas económicos.
Y pese a que había rumores en aquel 1997 situaban al ex seleccionador en la órbita del Real Madrid, lo cierto es que Díaz-Miguel dejó los banquillos, aunque no de ser un personaje muy carismático, mediático y querido por el mundo del baloncesto. Aquel mismo año se convertiría en el primer español en entrar en el "Salón de
En 2000 le fue concedida
Gran hombre de baloncesto.
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